Con la llegada del buen tiempo y del calor, se intensifican las ganas de practicar nuestro deporte preferido al aire libre y alejados de las cuatro paredes del gimnasio. La playa suele ser un espacio muy atractivo en este tiempo y, según el entrenador Mikel González Villarón, “un buen terreno para practicar running”, siempre y cuando se tengan en cuenta una serie de recomendaciones.
“Por su superficie inestable, hay profesionales que desaconsejan correr en la playa, ya que supone un mayor desgaste muscular y sobre todo de las articulaciones, pudiendo llegar a generar molestias y lesiones”, explica Mikel, quien opina que estos daños pueden aparecer más fácilmente “si no contamos con una preparación física mínima o nos tomamos la carrera por la arena como un entrenamiento más”.
Para Mikel, el correr por la playa puede ser “muy beneficioso para realizar el trabajo de propiocepción, muy necesario para cualquier atleta y que normalmente se trabaja en el gimnasio, pero que también se puede hacer el aire libre aprovechando las irregularidades de la arena de la playa”.
Los ejercicios de propicepción están dirigidos a trabajar el punto de equilibrio y a corregir la postura, fortaleciendo la estructura del tren inferior, sobre todo las articulaciones inferiores como tobillos y rodillas, lo que permite minimizar a la larga el riesgo de padecer lesiones. El terreno irregular de la playa permite trabajar estos ejercicios de forma natural “saliendo de la rutina del asfalto y permitiendo desconectar mejor de las preocupaciones diarias”, añade el entrenador.
Salir de la rutina
A pesar de ser un espacio recomendable para ejercitar la carrera, Mikel avisa del riesgo que supone para nuestras articulaciones un trabajo muy intenso en la playa, un terreno más blando e irregular que el asfalto o la montaña y que puede acarrear el riesgo de sufrir sobrecargas y lesiones. Es por este motivo que recomienda “tomarse el correr por la playa como algo esporádico, para salir de la rutina y nunca aplicar la misma intensidad que en un entrenamiento normal”.
Recomendaciones para correr por la arena de la playa:
* Empezar el ejercicio en la playa con sesiones cortas una vez por semana e ir incrementando la frecuencia de las carreras progresivamente.
* No realizar sesiones de trabajo de alta intensidad. Los entrenamientos deben realizarse a un ritmo más moderado y sin superar los 30 minutos.
* Buscar la zona de arena que esté más húmeda, es decir, la más cercana al agua, ya que estará más dura y ofrecerá una mayor estabilidad.
* Siempre que se pueda, escoger playas de arena fina y no pedregosas, evitando las zonas de mayor irregularidad e inestabilidad.
* En el caso de tener que correr por zonas más irregulares y con montículos, será recomendable primero trotar durante unos minutos sobre asfalto o un terreno más duro para habituar las articulaciones.
* Realizar el calentamiento habitual que se aplique en el entrenamiento diario.
* Evitar correr durante las horas centrales del día, cuando el calor puede provocar deshidratación y las playas están más concurridas. El amanecer y el atardecer son la mejor opción. Aún así, siempre que haya sol es recomendable proteger la piel con crema solar, gafas de sol y gorra.
* Correr descalzo puede ser beneficioso para descargar la tensión acumulada en el arco plantar y trabajar mejor la musculatura del pie. Sin embargo, puede ser buena idea utilizar una zapatilla que proteja el pie de cortes y daños originados por basura, restos de conchas o pequeños animales ocultos en la arena. No es necesario utilizar una zapatilla especial para correr por la arena.
* Si la temperatura lo permite, puede ser beneficioso acabar la sesión de entreno con un baño refrescante en el mar.
Mikel González Villarón es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y ejerce como entrenador personal.
Para Mikel, el correr por la playa puede ser “muy beneficioso para realizar el trabajo de propiocepción, muy necesario para cualquier atleta y que normalmente se trabaja en el gimnasio, pero que también se puede hacer el aire libre aprovechando las irregularidades de la arena de la playa”.
Los ejercicios de propicepción están dirigidos a trabajar el punto de equilibrio y a corregir la postura, fortaleciendo la estructura del tren inferior, sobre todo las articulaciones inferiores como tobillos y rodillas, lo que permite minimizar a la larga el riesgo de padecer lesiones. El terreno irregular de la playa permite trabajar estos ejercicios de forma natural “saliendo de la rutina del asfalto y permitiendo desconectar mejor de las preocupaciones diarias”, añade el entrenador.
Salir de la rutina
A pesar de ser un espacio recomendable para ejercitar la carrera, Mikel avisa del riesgo que supone para nuestras articulaciones un trabajo muy intenso en la playa, un terreno más blando e irregular que el asfalto o la montaña y que puede acarrear el riesgo de sufrir sobrecargas y lesiones. Es por este motivo que recomienda “tomarse el correr por la playa como algo esporádico, para salir de la rutina y nunca aplicar la misma intensidad que en un entrenamiento normal”.
Recomendaciones para correr por la arena de la playa:
* Empezar el ejercicio en la playa con sesiones cortas una vez por semana e ir incrementando la frecuencia de las carreras progresivamente.
* No realizar sesiones de trabajo de alta intensidad. Los entrenamientos deben realizarse a un ritmo más moderado y sin superar los 30 minutos.
* Buscar la zona de arena que esté más húmeda, es decir, la más cercana al agua, ya que estará más dura y ofrecerá una mayor estabilidad.
* Siempre que se pueda, escoger playas de arena fina y no pedregosas, evitando las zonas de mayor irregularidad e inestabilidad.
* En el caso de tener que correr por zonas más irregulares y con montículos, será recomendable primero trotar durante unos minutos sobre asfalto o un terreno más duro para habituar las articulaciones.
* Realizar el calentamiento habitual que se aplique en el entrenamiento diario.
* Evitar correr durante las horas centrales del día, cuando el calor puede provocar deshidratación y las playas están más concurridas. El amanecer y el atardecer son la mejor opción. Aún así, siempre que haya sol es recomendable proteger la piel con crema solar, gafas de sol y gorra.
* Correr descalzo puede ser beneficioso para descargar la tensión acumulada en el arco plantar y trabajar mejor la musculatura del pie. Sin embargo, puede ser buena idea utilizar una zapatilla que proteja el pie de cortes y daños originados por basura, restos de conchas o pequeños animales ocultos en la arena. No es necesario utilizar una zapatilla especial para correr por la arena.
* Si la temperatura lo permite, puede ser beneficioso acabar la sesión de entreno con un baño refrescante en el mar.
Mikel González Villarón es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y ejerce como entrenador personal.
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