Los niños aprenden casi antes a correr que a andar. Para su desarrollo es casi imprescindible que corra, ¡un niño que corre está lleno de vida! Otra cosa es entrenar de una forma rigurosa.
Nuestro consejo desde Sport Life es que los niños nunca realicen entrenamientos sistemáticos y exigentes antes de 12 años y mejor que sea cuando ya han cumplido los 14 cuando se pongan a entrenar de forma rigurosa.
Hasta esa edad lo mejor para que sean buenos corredores en el futuro es precisamente que no sean runners de niños. La clave es que hagan el deporte más variado posible: de gimnasia a natación pasando por el fútbol y por cualquier otra actividad por la que se sientan atraídos. Es cierto que ahora la sociedad hace más difícil que los niños corran. Ya no están en las calles como cuando eramos pequeños, jugando a todo (desde aquellos interminables rescates, al pilla-pilla, a saltar….); ahora por la forma que ha evolucionado la sociedad y el miedo que tenemos los padres a que les pueda pasar algo el deporte queda más concentrado en actividades organizadas y deporte escolar y ahí el tiempo neto de deporte (el que están corriendo) es más pequeño.
Mi experiencia me dice que un niño que se concentra exclusivamente en un deporte a una edad temprana, como los 8 años, lo normal es que o sea muy bueno y destaque o que cuando tenga 12-14 años lo deje aburrido. Aquí el problema ahora somos los padres enamorados del deporte… y de nuestro hijos. Es lo que yo llamo el síndrome del “yo tengo en casa al nuevo Martín Fiz”. Pensamos que hay un campeón en la familia y eso nos lleva a quemarlo antes de tiempo. No por mucho madrugar, el corredor amanece más temprano.
Pero no se quemará mi niño, ¿no?
Como hemos dicho antes, los niños son especiales. Su cuerpo necesita estar activo para crecer de forma saludable, desarrollar los músculos y mejorar también otros aspectos de carácter psicológico. Un niño es un edificio en construcción y el ejercicio ayuda a que ese edificio sea fuerte y sólido. Por ello las necesidades de los niños son mucho mayores que las de los adultos. Un niño necesita como mínimo 60 minutos de actividad física diaria. Si un niño se mueve menos de ese tiempo estamos favoreciendo la aparición de enfermedades asociadas al sedentarismo como sobrepeso, diabetes tipo II, problemas cardiovasculares… las cuales se harán más patentes en la edad adulta.
Si decimos que el niño no entrene en serio hasta que tengan cumplidos los 14 años no es porque sea malo físicamente (que, eso sí, debería hacerse un buen reconocimiento médico) sino por lo de que puedes desgastarle a nivel psicológico. Es el fracaso recurrente de los “niños prodigio”, que se hastían del deporte, su mente se agota mucho antes que su organismo.
Un niño podría incluso correr un maratón, de hecho, tenemos casos como el de José Luis Chuvieco que en la primera edición del maratón de Madrid y antes de que estuviera prohibido no sólo lo terminó sino que lo hizo ¡en 2 horas 53 minutos! Chuvieco de mayor sería un buen atleta y de ese día recuerda que “lo corrí sin beber agua porque no había avituallamientos. En el km 30 le dí tanta pena a un policía municipal que me compró una Coca-Cola en un bar”.
Un niño de los de antes de todo el día en la calle casi no tenía límites pero hoy los niños ya no tienen tanto “entrenamiento invisible”. De todas formas, yo no recomiendo que un niño haga en ningún caso más de media hora de carrera continua. Si quiere salir con su padre o su madre a correr, es mejor que os acompañe con la bici y así además os puede ir hidratando.
¿Y que hago si mi hijo me dice que quiere correr?
Un niño tiene que jugar a correr o correr jugando. Chema Martínez nos cuenta en su artículo de la edición especial Sport Life Kids un montón de juegos que se pueden hacer, en los que los niños se ponen en forma a la vez que mejoran su técnica de carrera y, sobre todo, se lo pasan en grande. ¡Si es que el mismo juego del pañuelo es perfecto para trabajar reflejos, velocidad y coordinación! O aquel que jugábamos de pequeños que se pintaban unos cuadrados con unos números en el suelo y había que ir pasando de uno a otro a la pata coja y que era un ejercicio de técnica de carrera inmejorable.
Un día compartí una conferencia con el campeón olímpico de longitud Iván Pedroso y él me contaba que en Cuba los niños no pueden especializarse en un deporte hasta los 16 años. Hasta entonces hacen al menos tres diferentes para tener un desarrollo más equilbrado. Por ejemplo, con deportes como el fútbol o el basket podrá mejorar, como no lo hacía en atletismo, aspectos como la visión periférica, la coordinación ojo/mano, etc.
Además de probar un día encuentras el deporte que realmente te va. A mi me gustaba correr y en las carreras de 10 km quedaba bastante bien, hasta que un día con 17 años me apunté a una carrera de 25 km y gané y me dí cuenta de que cuánto más largo y más a ritmo se iba pues mejor para mí. Con 24 años corrí mi primer maratón y poco después era olímpico en Barcelona ’92.
Si tu hijo/a quiere correr, no te lo lleves contigo a rodar. Mucho mejor apúntale a una escuela de atletismo donde va a compartir su ilusión por el deporte con otros niños, que le van a hacer un montón de juegos que mejorar su técnica, podrá probar distintas especialidades del atletismo (desde las vallas a la longitud) y contará con los sabios consejos de monitores que aman nuestro deporte (ser técnico de atletismo infantil es de lo más vocacional que hay).
Y para el fin de semana os recomiendo el mejor y más divertido entrenamiento de running familiar: iros a hacer senderismo al monte. Los niños hacen “su maratón”. Durante horas no paran de correr, saltar ríos, subirse a sus piedras... y en plena naturaleza.
Pero, ¿podría correr la San Silvestre conmigo?
¿Y por qué no? Pero tiene que ser idea suya, es a él al que le tiene que apetecer y no que a ti como padre o madre os haga mucha ilusión. Ya tendréis tiempo de correr vuestras San Silvestres juntos, no precipitéis los acontecimientos.
Si quiere, en cualquier caso hay que hacerlo muy despacio, salir de los últimos para ir poco a poco adelantando y, esto es lo más importante, siempre a su ritmo, sin forzarle, y si tiene que ir combinando correr y andar, pues perfecto En ningún caso hay que “apretarle” con mensajes como “venga, aguanta, que ya sólo quedan 2 km”. ¡Es que esos 2 kilómetros son como 20 para ti!.
Nuestro consejo es que lo hagáis juntos disfrutando mucho, sin mirar el reloj, parando a hacer fotos, y si previamente se han podido preparar disfraces en familia, mejor que mejor.
Te recomendamos que le eches un vistazo al artículo de Chema Martínez en Sport Life Kids para aumentar tu repertorio de ideas deportivas y motivar a tus niños.
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